Las entidades deportivas municipales deben encontrar acomodo en momentos de incertidumbre, adaptándose a la nueva realidad. Para ello se ofrecen las sugerencias siguientes:
- Las plantillas no podrán crecer (en algunos casos incluso reducirse), pero si reorganizarse. Será necesario analizar los recursos humanos de las entidades: cuántos son, dónde están, qué funciones desarrollan, qué formación y capacidades tienen, que posibilidades de polivalencia y movilidad, etc. Y preguntarse si pueden ejercer alguna función con coste económico directo que se podrían ahorrar, sin mermar las prestaciones finales a los usuarios deportistas. Se intentará acabar con las duplicidades y el solapamiento de oficinas, organismos, departamentos, servicios, funciones y tareas -sobre todo cuando conviven en una misma instalación gestión directa e indirecta, que generan ineficiencias significativas-. Se deberían eliminar, o al menos limitar, los cargos de confianza y de designación, asesores, etc.
- Las instalaciones deportivas que puedan construirse en el futuro deberán responder estrictamente a un programa de necesidades según deseo expreso de la ciudadanía. La reconversión de las más antiguas tomará protagonismo. La concesión de obra pública como forma viable de satisfacer nuevas necesidades y demandas, una vez se supere el frenazo actual, ganará adeptos si se facilita el crédito y la financiación. El uso libre y autónomo de los vasos de piscina convencionales para el nado parece decaer, por lo que debe compensarse con actividades dirigidas atractivas y divertidas que optimicen los altos costes de su funcionamiento.
- Las actividades, los cursos y los programas deportivos deberían ser diseñados, promocionados y prestados a plena satisfacción del usuario. El fitness en todas sus manifestaciones de salas y gimnasios, el agua con toda clase de cursos y actividades organizadas y recreativas. El fútbol, el pádel y el tenis ya son y serán las estrellas de la demanda y deben ser también el núcleo de la oferta municipal.
- El deporte y la salud reforzará sus vínculos y su maridaje. Y mejor si se consiguen unas prácticas reales y objetivas de calidad, en las que sean visibles y tangibles sus beneficios. Para ello también es imprescindible la regulación de las profesiones del deporte y la prescripción personalizada y adecuada en intensidad, duración y frecuencia para cada persona por un técnico deportivo cualificado. ¿Cómo se demuestran de manera objetiva esos beneficios del deporte para la salud? Será imprescindible desarrollar test autoadministrables que midan la mejora de la resistencia, la fuerza y la flexibilidad de las personas que hacen deporte con una intensidad, duración y frecuencia adecuada.
- La calle, el parque, la playa o la ribera ya están ganado protagonismo como espacio de preferencia de algunas prácticas autogestionadas: caminar, correr, el ciclismo y las actividades de deslizamiento (skate, patines...), por ejemplo. Las organizaciones y los gestores deben salir de los despachos y tomar, en lo posible, posiciones en la calle para gestionar adecuadamente esta realidad creciente.
- La autofinanciación funcional deberá construirse en el objetivo estratégico de las entidades deportivas municipales, mientras que la transparencia en la gestión económica lo deberá presidir todo. Para ello se sugiere abordar varias acciones: una gestión más exigente de los proveedores, con revisión de los contratos vigentes de prestación de servicios (limpieza, vigilancia, socorrismo, recepción, mantenimiento...) y negociar una reducción del precio aunque ello implique cierta reducción de prestaciones complementarias. Como reciprocidad, las facturas hay que pagarlas en un plazo razonable (40-50 días), como señala la ley de morosidad. Además se podrían centralizar las compras de bienes corrientes y servicios con la idea de reducir el precio global de las mismas al adquirir mayores cantidades de suministros como la electricidad, el gas, la telefonía, la limpieza, la jardinería o la seguridad. Se deberán mejorar los pliegos de condiciones de contratación y se utilizará prioritariamente la subasta frente al concurso, lo que exige saber muy bien qué se quiere contratar y definirlo con claridad, delimitar con precisión el objeto del contrato y las prescripciones técnicas, y exigir la adecuada solvencia económica y técnica de los licitadores. El perfil del contratante deberá estar permanentemente actualizado en internet y al alcance de cualquiera, con todos los concursos públicos hasta el final de su procedimiento.
- Ensayar la elaboración de los presupuestos de forma participativa para que dejen de ser la inspiración de unos pocos y la sociedad conozca mejor el balance económico del resultado de la gestión.
- Habrá que revisar los precios públicos y las tasas para cumplir más estrictamente la ley. El sistema de tarificación deberá flexibilizarse y personalizarse a nuevas exigencias. Habrá que tener en cuenta a los otros agentes del deporte y, especialmente, a los operadores privados concurrentes para fijar la cuantía de los precios públicos de manera responsable y tras un pormenorizado análisis de los costes.
- El deporte federado de manera general, y muy especialmente el fútbol y el baloncesto profesional, en crisis desde hace décadas, tendrá dificultades si no corrige sus irracionalidades e irritantes costes y reduce la dependencia de la subvención, adaptándose a la racionalidad económica. Si los directivos no aumentan la asunción de más responsabilidad sobre los resultados de su gestión, no se aborda el relevo generacional de sus mandatarios y no se reinventa la gestión, los ayuntamientos deberán ayudarles a ver y afrontar su verdadera realidad, y no a disfrazarla.
- El deporte escolar y su función educativa deberá revisarse para dejar de ser una mala copia de ese deporte federado endémico y casi agónico. Hay que asegurar que la escuela se sitúe en el núcleo esencial del proceso de programación y organización, donde el deporte está al servicio del desarrollo integral del niño, y no éste al servicio del deporte, del resultado, del centro o del club. La figura del educador debe prevalecer sobre la del entrenador.
Conclusiones
En resumen, se debe rediseñar todo con el ciudadano en la cabeza y en el corazón: las políticas, las instalaciones, las ofertas de programas, las organizaciones, las tarifas, la promoción y la comunicación, los sistemas de calidad, el modelo de asociacionismo..., todo. Y debe hacerse con la máxima transparencia, en cooperación con otros y con un espíritu crítico que nos lleve a reconstruir y reorientar el conjunto de la política y la acción deportiva municipal, y adaptarla de forma continuada y sostenible a la nueva realidad social. Para afrontar estos desafíos, superar las dificultades que se presenten y alcanzar el éxito en esta complicada misión, están los gestores deportivos, preparándose y trabajando día a día.
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